sexta-feira, 4 de dezembro de 2015

Jukat 39-1
El estatuto de
Números 19:1-17
Um comentário para cada dia da semana! 


"Cualquiera que toque un cadáver, el cuerpo de un hombre que ha muerto, y no se purifique a sí mismo, contamina el tabernáculo del YHWH; y esa persona será cortada de Israel. Será inmundo porque el agua para la impureza no se roció sobre él; su impureza aún permanece sobre él". 
(Núm. 19:13 LBLA)
¿Existe alguna novilla alazana hoy en día?
El Kadosh de Israel es un ser vivo. Lo fundamental de la fe verdadera, la fe judía, es que estamos sirviendo un Elokim (Dios) vivo. Los dioses paganos son todos muertos, pero nosotros servimos a un Ser vivo, que ve, siente, oye, piensa, habla, actúa y sostiene todo lo que existe. Ese Ser vivo es la fuente de la vida. La muerte es el resultado de la separación de Él. La muerte es lo contrario de la vida y la vida está en el Eterno que vive para siempre y da vida a todo lo que vive.
La muerte y la vida no pueden coexistir. Por lo tanto si un hombre vivo toca un cadáver de un hombre se contamina de manera ritual-física por ese contacto con la muerte y en ese estado no podrá venir físicamente ante el Eterno en el sentido de entrar en el tabernáculo terrenal. Por lo tanto, el Eterno instituyó un medio de purificación de ese contacto con la muerte para que el hombre pueda entrar en el tabernáculo terrenal después de haber sido contaminado. Esa purificación duraba siete días y era la única manera de obtener el derecho a entrar en la presencia física del Kadosh.
Como el cuerpo del hombre fue sacado del polvo, el Eterno constituyó el polvo, las cenizas de una vaca roja, como medio para purificarlo.
El Instituto del Templo está haciendo los preparativos para la edificación del tercer templo, www.templeinstitute.org. En la primavera de 2010 el R. Chaim Richman reconoció en una entrevista que ya tienen por lo menos una vaca roja (novilla alazana) kasher (kosher) para poder iniciar el servicio del templo, http://vanshardware.com/2010/03/the-temple-institute-the-red-heifer-is-ready-for-the-third-temple/.
A lo largo de la historia se han preparado nueve vacas rojas para el agua de la purificación y esta sería la décima. El Eterno ha hecho nacer una vaca roja en los momentos cuando han sido necesarios para esta ceremonia. La vaca roja que hoy existe en Israel es una señal de que el tiempo está cerca para la construcción del tercer templo.
Shavua tov,
Ketriel

Jukat 39-2
El estatuto de
Números 19:18 – 20:6
Los hijos de Israel, toda la congregación, llegaron al desierto de Zin en el mes primero; y el pueblo se quedó en Cades. Allí murió Miriam y allí la sepultaron. Y no había agua para la congregación; y se juntaron contra Moisés y Aarón. El pueblo contendió con Moisés y le habló, diciendo: ¡Ojalá hubiéramos perecido cuando nuestros hermanos murieron delante del YHWH! ¿Por qué, pues, has traído al pueblo del YHWH a este desierto, para que nosotros y nuestros animales muramos aquí? ¿Y por qué nos hiciste subir de Egipto, para traernos a este miserable lugar? No es lugar de sementeras, ni de higueras, ni de viñas, ni de granados, ni aun hay agua para beber.
 (Núm. 20:1-5 LBLA)
¿Qué haces cuando no tienes agua?
Cuando Miryam murió la fuente de agua que había estado con los hijos de Israel tanto tiempo cesó. Sin embargo, no está escrito que el pueblo tenía sed, como en la ocasión anterior cuando no tenían agua (17:3). En Isaías 48:21 está escrito: “No padecieron sed cuando El los condujo por los desiertos; hizo que brotara agua de la roca para ellos, partió la peña, y las aguas corrieron.” (LBLA)
Así que no padecieron sed, pero al darse cuenta de que no había agua, antes de que empezaran a tener sed, se juntaron contra Moshé y Aharón. El texto hebreo vuelve a decir que se juntaron sobre Moshé y Aharón. En sus corazones se subieron por encima de sus autoridades cuestionando su legitimidad y comportamiento. En lugar de ver al Invisible que los había sacado de Egipto, contendieron contra el líder visible que había sido el instrumento del Invisible para actuar en este mundo visible.
Estos rebeldes no podían ver la realidad del mundo espiritual, sólo se fijaban en lo que estaba delante de sus ojos. No habían comprendido que sin el Eterno Moshé no podía hacer nada de lo que hizo. Ninguno de los grandes milagros venían de Moshé, venían del Invisible. Culpaban al visible por lo que había hecho el Invisible y se subieron por encima de él hablando palabras de muerte.
No querían entender que el Invisible era bueno porque sólo miraban hacia abajo, fijándose en las piedras, los escorpiones, las serpientes, el polvo y la falta de vegetación. No daban gracias por el maná diario, por el agua que habían recibido todo el tiempo hasta ahora de manera milagrosa, por la nube que los daba sombra durante el día y calor durante la noche, por el ángel que iba delante de ellos para guiarlos en el camino, por haber sido escogidos como un pueblo Kadosh, por la Torá escrita y la torá oral que les estaban dando vida, por Moshé que era fiel en todo, por Aharón que expiaba por sus pecados, por el amor y el cuidado que recibían en todo momento de su Padre celestial. No vieron nada de eso, sólo lo negativo. Y ahora no tenían agua. No podían creer que el Invisible pudiera hacer otro milagro para suplir sus necesidades. Se encerraron en su negativismo y culparon al visible por no haber cumplido sus promesas.
Una persona con esa actitud no es capaz de conquistar una tierra de gigantes. El que no puede ver más allá del horizonte no llegará a la meta. El que se sube por encima de sus autoridades criticándoles por lo que considera errores, no es capaz de heredar las promesas.
El Invisible los había llevado a esa situación. Él tenía un plan al dejar que el agua de la fuente cesara. Quería enseñar al pueblo lo que es caminar por fe y fijarse en las cosas que no se ven en lugar de las cosas que se ven. Quería enseñarles a pedir milagros cuando hacen falta. Pero el pueblo no quiso aprender sino se reveló contra el visible. Tristemente ese pueblo murió en el desierto y nunca llegó a la meta.
Querido escogido de entre las naciones, no te desesperes cuando no veas agua. Cuando la fuente de tu bendición está agotada no es el momento de rebelarse contra los líderes culpándoles de no haberte llevado por el camino correcto. Es el momento de levantar los ojos al Invisible y creer que Él es bueno y que es poderoso para hacer todo lo que ha prometido.
Los que son capaces de mirar más allá de las estrellas y creer que el Invisible puede y quiere y va a hacer lo imposible, ellos son los verdaderos hijos de Avraham y ellos serán contados como su descendencia eterna.
Que el Eterno, que es bueno, nos ayude a no quedarnos bloqueados por lo que está delante de nuestros pies y por lo que no hay sino creer en lo que desciende de lo Alto para que todos podamos llegar a la meta con almas llenas de fe y confianza.
Kol tuv,
Ketriel








Jukat 39-3
El estatuto de
Números 20:7-13
y Moisés y Aarón reunieron al pueblo ante la peña. Y él les dijo: Oíd, ahora, rebeldes. ¿Sacaremos agua de esta peña para vosotros? Entonces Moisés levantó su mano y golpeó la peña dos veces con su vara, y brotó agua en abundancia, y bebió el pueblo y sus animales. Y el YHWH dijo a Moisés y a Aarón: Porque vosotros no me creísteis a fin de tratarme como Kadosh ante los ojos de los hijos de Israel, por tanto no conduciréis a este pueblo a la tierra que les he dado. 
(Núm. 20:10-12 LBLA)
¿Cuál fue el pecado de Moshé?
Moshé y Aharón no pudieron conducir el pueblo a la tierra prometida por el pecado que cometieron en esta ocasión. Hay muchas diferentes explicaciones rabínicas acerca de qué tipo de pecado fue cometido. Lo cierto es que el Eterno había dicho a Moshé que hablara a la roca pero en lugar de hablar la golpeó. Esa es la esencia del pecado, no hacer lo que el Eterno ha dicho. Además Moshé llamó al pueblo rebelde y preguntó si ellos mismos podía sacar agua. Por sus palabras se deduce que actuó con ira y hablo como si él mismo pudiera hacer milagros, cuando tenía que haber atribuido al Eterno esa capacidad. En fin, los errores de estos dos gigantes espirituales fueron sumados con las palabras “vosotros no me creísteis para santificarme ante los hijos de Israel”.
La santificación del Eterno – en hebreo kidush haShem,קידוש השם  – tiene mucha prioridad para el Eterno. La forma de tratarle es sumamente importante, y especialmente al ser un ejemplo para todo el pueblo, como lo era Moshé. No se puede tratar al Eterno de cualquier manera y pensar que no hay consecuencias de ello. Y cuánto más alto sea el cargo espiritual, más importante es tratar correctamente al Eterno para que el pueblo tenga un buen ejemplo a seguir.
¿De qué manera Moshé y Aharón no habían santificado al Eterno? La Torá dice que no le habían creído – en hebreo lo heemantem, לא האמנתם. La raíz de la palabra creer – aman,אמן  – tiene que ver con la construcción de un soporte, algo firme y estable. Por lo tanto, creer en el Eterno no solamente implica creer en lo que dice, sino ser fiel y ajustar toda su vida – pensamientos, actitudes y conducta – según lo que el Eterno indica. Creer en HaShem es confiar en él. Creer en el Eterno es serle fiel. Moshé y Aharón no eran fieles al Eterno en este momento, porque él había dicho que hablaran a la peña y no lo hicieron, sino la golpearon. Ser fiel es hacer exactamente lo que el Eterno ha dicho, ni más ni menos.
Al no ser fieles no santificaron su Nombre. Al no hacer lo que él había dicho dieron un ejemplo malísimo ante el pueblo de cómo uno debe comportarse ante el Eterno.
Alguno pensará que no importa tanto si hablaran o golpearan la peña, lo importante es que el milagro se haya hecho y que el pueblo haya sido salvado. Pero en el Reino de los Cielos las cosas no funcionan así, a medias. Lo que el Eterno dice es exactamente lo que quiere decir. Por eso hay que obedecerle no más ni menos ni de otra manera ni de manera parecida ni a medias, sino exactamente como lo ha dicho. Toda otra cosa es no santificarle y no serle fiel.
Aprendamos de esta lección a estudiar bien lo que el Eterno realmente ha dicho para luego poder hacer exactamente lo que ha dicho y no otra cosa.
Bendiciones,
Ketriel



Jukat 39-4
El estatuto de
Números 20:14-21
Entonces los hijos de Israel le contestaron: Iremos por el camino principal, y si yo y mi ganado bebemos de tu agua, entonces te pagaré su precio. Solamente déjame pasar a pie, nada más. Pero él dijo: Tú no pasarás. Y Edom salió a su encuentro con mucha gente y con mano fuerte. Rehusó, pues, Edom dejar pasar a Israel por su territorio, así que Israel tuvo que desviarse de él.
 (Núm. 20:19-21 LBLA)
¿Cuál fue el problema de Edom?
Edom es Esav, el hermano de Yaakov. Su problema fue que nunca supo perdonar plenamente a su hermano. Su ira y amargura pasó de generación en generación y cuando su hermano Israel necesitaba pasar por su territorio para entrar en la tierra prometida no quiso ceder aunque hubiera ganado mucho dinero vendiendo agua y comida. Mantenía su soberbia y no quiso humillarse.
En Amós 1:11 está escrito: “Así dice el YHWH: Por tres transgresiones de Edom, y por cuatro, no revocaré su castigo,porque con espada persiguió a su hermano, y suprimió su compasión; su ira continuó despedazando y mantuvo su furor para siempre.” (LBLA) Y en Abdías 1:3-4 está escrito: “La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que habitas en las hendiduras de la peña, en las alturas de tu morada; que dices en tu corazón: "¿Quién me derribará por tierra?" Aunque te remontes como el águila, y aunque entre las estrellas pongas tu nido, de allí te derribaré--declara el YHWH.” (LBLA)
Por estos pecados; la ira, el odio, el rencor, la soberbia y la violencia, Edom perdió el derecho de un futuro, como está escrito en Abdías 1:18: “Entonces la casa de Jacob será un fuego, y la casa de José una llama, y rastrojo la casa de Esaú. Los quemarán y los consumirán, y no quedará sobreviviente alguno de la casa de Esaú --porque el YHWH ha hablado.” (LBLA)
No hay ninguna profecía que habla de la restauración de Edom en los últimos tiempos.
Que el Eterno revele todo tipo de rencor y amargura en nuestros corazones para que no perdamos la amistad con nuestros hermanos y nuestra herencia en el mundo futuro. El que no perdona a su hermano de corazón sus ofensas no será perdonado jamás por el Eterno. Pero el que sabe perdonar como el Eterno perdona, será perdonado ahora y para siempre.
Bendiciones,
Ketriel


Jukat 39-5
El estatuto de
Números 20:22 – 21:9
Y el YHWH dijo a Moisés: Hazte una serpiente abrasadora y ponla sobre un asta; y acontecerá que cuando todo el que sea mordido la mire, vivirá. Y Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre el asta; y sucedía que cuando una serpiente mordía a alguno, y éste miraba a la serpiente de bronce, vivía.
(Núm. 21:8-9 LBLA)
¿Puede la visión influir sobre la muerte y la vida?
Los hombres habían sido mordidos por serpientes venenosas que el Eterno había enviado al campamento porque habían hablado mal del maná. La murmuración y la falta de gratitud desata toda clase de peligros en nuestras vidas. Los malos espíritus tienen acceso a una persona que habla mal de los regalos que el Eterno da en su bondad.
Cuando el pueblo reconoció su pecado el Eterno mostró a Moshé cómo poder sobrevivir en el momento de ser mordido por una serpiente. El secreto para la recuperación era mirar fijamente a una serpiente de cobre colgada sobre una estaca. Por mirar atentamente recibieron vida. La visión les salvó de la muerte.
Esto nos enseña que lo que está delante de nuestros ojos tiene una tremenda influencia sobre nuestro futuro. Es sumamente importante lo que miramos. Lo que entra por los ojos físicos y lo que entra por los ojos espirituales tiene el potencial de matarnos o darnos vida.
Cuando la mujer vio que el árbol prohibido era bueno, tomó de su fruto y murió. Cuando el pueblo vieron la serpiente de bronce recibieron vida. ¡Qué importante es fijar su mirada en lo que da vida en lugar de lo que da muerte!
En Juan 3:14-16 está escrito: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, para que todo aquel que cree, tenga en El vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (LBLA)
Todo hombre ha sido dañado por el veneno del pecado y está en el camino a la muerte y la destrucción. La única solución para su supervivencia es que se fije en un milagro y ponga su fe en HaShem por medio de ese milagro. La palabra hebrea que ha sido traducida como “asta”, “poste”, es nes –נס   que significa poste, milagro, señal. La muerte de Yeshúa fue un milagro y una señal. El hijo del Hombre tenía que ser levantado de la misma manera que la serpiente de bronce. La Torá nos dio a conocer de qué manera el hijo del Hombre tenía que morir para salvar al pueblo de Israel y al mundo del pecado y de la muerte eterna.
Yeshúa es la única solución final para el hombre, tanto judío como no judío. Sin él nadie se escapa de la muerte eterna. El que fija sus ojos espirituales en su muerte expiatoria será salvo eternamente.
¡Bendito sea el Eterno por el que se hizo pecado para que nosotros pudiéramos ser hechos justicia del Todopoderoso en él!
Ketriel


Jukat 39-6
El estatuto de
Números 21:10-20
Y de allí continuaron  hasta Beer; este es el pozo donde el YHWH le dijo a Moisés: Reúne al pueblo y les daré agua.
(Núm. 21:16 LBLA)
¿Hay alguna relación entre un pueblo reunido y el agua?
La Torá muestra en varias ocasiones que una de las condiciones para que el agua pudiera brotar de manera sobrenatural era que el pueblo estuviera reunido. En esta ocasión el Eterno dice de nuevo que el pueblo tenía que reunirse para recibir agua. Si el pueblo no se hubiera reunido no hubiera habido agua.
Aquí hay un secreto. Cuando el pueblo escogido se reúne el Eterno da agua. Junto al trono del Eterno sale un río de agua. Esa agua es también fuego. Las aguas son la fuerza de la vida de las palabras y el espíritu de la Torá que constantemente salen del trono del Eterno. En las Escrituras el agua simboliza la Palabra y el Espíritu del Todopoderoso.
La Torá muestra que cuando hay una reunión del pueblo escogido es mucho más fácil que el agua fluya que cuando uno está solo. Esto nos enseña que debemos reunirnos como pueblo escogido y escogidos de entre los pueblos para que el agua celestial pueda fluir y podamos saciar nuestra sed espiritual.
¿Tienes sed espiritual? Reúnete con los escogidos con expectativa de recibir agua del cielo. No te quedes en casa. No abandones la congregación de los hijos del Altísimo. Júntate con ellos regularmente y el Eterno te dará agua.
Kol tuv,
Ketriel


Jukat 39-7
El estatuto de
Números 21:21 – 22:1
Después partieron los hijos de Israel y acamparon en las llanuras de Moab, al otro lado del Jordán, frente a Jericó. 
(Núm. 22:1 LBLA)
¿Para qué hay que partir?
La raíz de la palabra hebrea que ha sido traducida como “partieron” es nasá – נסע. El significado principal de esta palabra es sacar. Viene de la práctica de sacar las estacas de las tiendas a la hora de partir. Este término también significa viajar y así es como se utiliza en el hebreo moderno.
Los hijos de Israel tuvieron que hacer muchos viajes para poder entrar en la tierra prometida. A veces la nube los llevó por una dirección totalmente contraria al destino. Para poder llegar a la meta es necesario siempre estar dispuesto a moverse de un lugar a otro. Una de las cosas más trágicas en la vida de una persona es cuando para en una etapa del camino sin haber llegado al destino.
Cada vez que el Eterno quiere llevarnos de un lugar a otro tenemos que estar dispuestos a levantar las estacas de nuestras tiendas y levantarnos a nosotros mismos para entrar en nuevas dimensiones y nuevas experiencias en el camino al cumplimiento de las promesas. El que quiere parar y quedarse cómodo en un lugar o sistema de pensamientos corre el riesgo de no llegar al destino divino para su vida.
En cada nuevo viaje que uno emprende en la vida siempre deja algo atrás. Es el precio para poder avanzar. Para poder caminar con el Eterno hay que estar dispuesto a dejar cosas atrás y extenderse hacia las cosas que están por delante.
Querido escogido y apartado de entre las naciones, estate siempre dispuesto a partir, levantar las estacas y ponerte en marcha para algo nuevo. No te acomodes en ningún lugar donde estés. No pienses que no necesitas aprender más. No pienses que tienes toda la luz de las Escrituras que necesitas. Avanza hacia la meta sin lamentarte por lo que queda atrás. Lo que hay por delante vale mucho más que lo que dejaste atrás.
Shabat shalom,
Ketriel




Nenhum comentário:

Postar um comentário